Si bien 2021 está demostrando ser un año positivo para las ETT (principalmente gracias a la mejora del ámbito laboral), lo que ha comportado que estas empresas acumulen subidas de hasta un 50% en la bolsa, no se puede decir lo mismo del 2020, siendo éste último un “annus horribilis” para el sector.
De hecho, el sector de las empresas de trabajo temporal ha sido uno de los sectores económicos que se ha visto más perjudicado por la pandemia del Covid-19, viendo como caía la contratación a través de ellas en un 24% a lo largo del 2020. De hecho, durante el pasado año se firmaron cerca de 14.400.000 contratos temporales, frente a los cerca de 20.350.000 que se cerraron en 2019. No obstante, pese a estos descensos en la contratación, estas cifras reflejan que las ETT han ayudado a amortiguar el impacto de la crisis.
Hay que mencionar que, en esta ocasión, el uso de los ERTE por parte de las empresas ha propiciado el despido de trabajadores temporales por delante de los trabajadores indefinidos, a diferencia de lo que había ocurrido en crisis anteriores.
Es importante diferenciar que este impacto no ha sido igual en todos los sectores, ya que, si bien, hay sectores que se han visto muy seriamente afectados como la automoción, hoteles, restauración, textil, turismo y actividades de ocio y otros, al contrario, han requerido de más contrataciones como la agricultura, limpieza, logística, negocios digitales o sanidad.
Por otro lado, otro dato significativo también es el de la deuda de las empresas, que a finales de 2019 se calculaba que el sector de las ETTs contaba con unas deudas a Hacienda de aproximadamente 35 millones de euros, pero esta situación no hizo más que agravarse en 2020, pudiéndose observar en el último listado de empresas morosas (aquellas con deudas superiores a 1 millón de euros) publicado por la Agencia Tributaria, como aparecen 15 empresas del sector ETT, cuya deuda conjunta se sitúa en los 3.550 millones de euros.