Con la reciente reforma laboral, las Empresas de Trabajo Temporal cuentan con otra baza a jugar, el de actuar como agencias de colocación.
Siempre y cuando cuenten con la autorización necesaria, presenten una declaración responsable manifestando que se cumple con los requisitos que establece la Ley de Empleo, incluida la obligación de garantizar al trabajador la gratuidad de los servicios prestados.
Lo cierto es que la intermediación pública, es decir, la actividad de los Servicios Públicos de Empleo, y su capacidad para ayudar a encontrar empleo a los parados, se ha manifestado no sólo insuficiente, sino poco efectiva, por lo que de en adelante, esta actividad de mediación podrá ser realizada por empresas privadas. La autorización para ejercer como agencias de colocación se tendrá que obtener del servicio público de empleo, y será única y tendrá validez en todo el país.
Habrá que esperar para ver qué resultados da esa intermediación, pero el hecho de ofrecer esa posibilidad hace que se cumpla una de las peticiones que las Empresas de Trabajo Temporal venían haciendo desde hacía ya tiempo.
Cierto es que uno de los principales problemas a que nos enfrentamos en esta crisis de empleo es que gran número de ofertas de empleo están “enterradas”, por lo que a los trabajadores les resulta muy difícil tener conocimiento de ellas, sobre todo cuando éstas vienen de pequeñas y medianas empresas, que no disponen de los mismos medios para darlas a conocer que las grandes. Por ello, uno de los puntos fuertes de las ETT actuando como agencias de colocación puede ser el de aglutinar ofertas de empleo ocultas, de cara a lograr una ocupación para los trabajadores en ella inscritos.
En cualquier caso, ver si esta medida sacará a flote puestos de trabajo, aumentará la oferta y mejorará la ocupación, o por el contrario, liberalizará en exceso las ofertas de empleo, convirtiendo en un negocio la mediación laboral, sólo el tiempo lo dirá.